El Centinela


El Centinela

Por: Héctor Lizandro Hernández Pérez


Nuevamente les trigo un texto realizado por mí, el cual tenía guardado hace tiempo. 
El texto ha sido modificado y he agregado otras cosas, para su mejor comprensión.

Espero les guste, además les dejaré una canción que es parte del soundtrack de la película Her, para que los acompañe durante la lectura.



Todo fue tan rápido, simplemente un estallido de luz que iluminó a todos. Comenzó con un brindis de whisky y champagne en un bar, una hermosa doncella de nombre Valeria cumplía años, tenía tanto orgullo de ser su pareja.

Los días de cotidianidad se volvían emocionantes y excitantes con su simple presencia y carisma; su llegada a mi vida y hogar fue lo mejor que me pudo pasar. Todo el bar estaba atestado por humo de cigarro, ambos salimos afuera a tomar aire fresco, porque odiábamos el olor a tabaco barato, juntos compartimos la belleza de observar a las estrellas que cubrían la negra noche y entonces el estallido ocurrió. 

Todos estábamos cubiertos en una luz blanca, nadie podían moverse pero yo sí, podía andar y ver a todos en un estado inamovible, entré en desesperación y asombro al ver tal acto surrealista; abracé a Valeria, esperando que todo terminara, pero del cielo comenzó a bajar una plataforma dorada, con un ente misterioso sobre ella, era de casi dos metros de alto, robusto y de un luminoso color morado. 

Me dijo que fui elegido entre toda la humanidad de todas las épocas para ser el centinela de nuestra galaxia, porque alguien sumamente poderoso había asesinado al centinela anterior y por eso buscaba quien manejara tal responsabilidad, solo yo podía con eso. Al comienzo no quería hacerlo, no podía dejar toda mi vida atrás, me costó muchos errores para llegar a ser la persona que era y en especial no podía dejar a mi hermosa doncella sola, pero al no aceptar nadie estaría a salvo de lo que suceda, quedando en un estado inamovible mientras todo se destruye.  

Ante este problema el gran ente me dio una solución, borrar todo rastro de mí, tanto físicas como mentales a todo los que me conocieron y observaron durante toda mi vida. Ni mis padres, abuelos, amigos, compañeros, amores fallidos y ni el amor de mi vida me recordarían. El gran ente también me dio la oportunidad de olvidarme de mi vida para no sufrir, pero no quise, quería preservar en mi memoria y en mi corazón a mi gran amor.

Entonces ocurrió, me volví uno mismo con el espacio-tiempo y todos se olvidaron de mí. Después de lo ocurrido el gran ente me confesó su nombre, Eón, centinela de todo lo existente en el espacio-tiempo en todas las galaxias, en todo el universo. Eón es la brújula del tiempo es quien le da una dirección y orden a la materia, quien siempre está alerta de todos los peligros que pongan en riesgo la vida, también comentó que sería la única vez que lo vería, ya que está ocupado atendiendo el espacio-tiempo, desde entonces no lo he vuelto a ver. 

Él me advirtió del asesino de centinelas, quien intenta matar a cada uno en las galaxias, para poder controlar y jugar con la materia, la vida. Me dijo que si alguna vez regresaba a la galaxia que protejo, lo dejara atrapado en un bucle temporal de sólo segundos. Con mis nuevas habilidades puedo viajar através del espacio-tiempo, lo que significa que puedo llenarme de conocimientos y conocer la verdad de la historia. De tan sólo pensar en que estaría presente en el nacimiento de la tierra o en el nacimiento de los primeros seres vivos, me tenía muy emocionado, lo cual ahora no me parece la gran cosa después de ver absolutamente todo en los millones de años que llevo en el puesto de centinela. 

Antes de tener el puesto gocé de una vida tranquila y normal, desde mi nacimiento hasta el momento en el bar con Valeria, quien tuvo una maravillosa vida después de mi partida, seguramente no le habría podido dar algo mejor en mi vida pasada. Saber absolutamente todo se vuelve sumamente aburrido, incluso tomo el aspecto de seres vivos y me paseo por grandes ciudades a pesar que nadie puede observarme o tocarme, para ellos soy nada. 

Mi gran deseo es ser visto y convivir eternamente con la materia como lo hacía anteriormente, pero ahora solo estoy en la espera del asesino de centinelas, esperando una muerte, tal vez el antiguo centinela tuvo la misma idea que yo y esperó por él, lo maldigo por este sufrimiento eterno que me heredó.

Rezo porque me liberen de tal sufrimiento eterno.

Eso fue todo, muchas gracias por su tiempo en verdad espero que les guste porque me inspiran a continuar.

Atentamente: Lizandro "el Guardián" Hernández.

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